El 10 de diciembre de 2024 marcará el inicio de una nueva era para Siria. Después de 13 años de guerra civil, el régimen de Bachar el Asad, que parecía inamovible, colapsó en tan solo 11 días. Una mezcla de júbilo, incertidumbre y desafío invade las calles de Damasco, mientras miles celebran el fin de una dictadura que marcó a generaciones.
El contexto de la caída:
El debilitamiento de los aliados clave del régimen —Rusia, Irán y Hezbolá— allanó el camino para la ofensiva rebelde. La captura de Alepo, la ciudad más diversa y económicamente relevante del país, fue el punto de inflexión.
Impacto geopolítico:
El final de esta dictadura tiene implicaciones significativas para la región. Desde Teherán hasta Ankara, el equilibrio de poder se recalibra mientras los actores internacionales observan con cautela.
La voz de los ciudadanos:
«Tras 14 años de tortura y represión, lo logramos», declara Abdulkafi Alhamdo desde Alepo. Sin embargo, los desafíos internos persisten: desde la falta de electricidad hasta el desabastecimiento alimentario.
Siria celebra, pero también reflexiona. Mientras algunos lloran a los que perdieron, otros sueñan con reconstruir un país donde todos tengan un lugar.