Rafael Raya Lois
Este 23 de enero de 2024, se celebró el Día Mundial de la Libertad, si bien el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, define a la palabra libertad como la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos; de igual forma, establece como sinónimos a dicha palabra la voluntad, el albedrío y la autodeterminación.
Para tratar de entender mejor el concepto, signficado y alcance de lo que es la libertad, me gustaría remontarme a las aulas universitarias, cuando estudiando el concepto de libertad contractual, mi entrañable maestro el Licenciado Carlos Enrigue Zuloaga, tuvo a bien leernos el siguiente fragmento del capítulo quincuagésimo octavo de la obra intitulada “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” en el cual se expresa lo siguiente:
“La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.»
Desde el personal y criticable punto de vista de un servidor, me resulta corto considerar a la libertad como ese derecho con el que nacemos todos los seres humanos por el simple hecho de serlo, y es que si Don Miguel de Cervantes Saavedra la ha considerado como “uno de los más preciosos dones”, en la historia de la humanidad a la libertad habríamos de entenderla, analizarla y pensarla como conquista, responsabilidad, obligación, respeto, gozo, lucha, estadio, tolerancia, apertura, por mencionar algunas ideas.
Como referencia, las palabras libertad, libertades, libre y libremente se mencionan un total de setenta y un ocasiones dentro de los ciento treinta y seis artículo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, mientras que las palabras libertad y libre son mencionadas un total de veintitrés ocasiones en los treinta artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Y es que trayendo a la memoria a otro de mis admirados maestros universitarios, el Doctor José Manuel Nuñez Pliego, al final entre más libres pudiéramos sentirnos, más responsables habremos de ser de nuestros actos y las consecuencias de los mismos, nunca podremos ser tan libres hasta en tanto lleguemos a pisotear a nuestros semejantes, creo el mejor ejercicio y gozo de la libertad lo podremos alcanzar como así lo dejaron plasmado el Dalai Lama y Desmond Tutu en el Libro de la Alegría, entendiendo y viviendo el amor al prójimo.
rafaelrayalois@rlmc.mx