La candidata de Morena a la gubernatura de Jalisco, Claudia Delgadillo, está derrotada: los signos y síntomas, cual enfermedad, están a la vista de todas y todos.
No solo porque busca la nulidad de la elección del próximo 2 de junio desde las pre campañas, pues su equipo jurídico intenta convencer a consejeros y magistrados sobre los señalamientos que pesan en su contra, como la cercanía con personajes del PRI, exhibidos por irregularidades, o la supuesta violencia política en razón de género que tanto repitió como mantra hasta el cansancio.
Lo anterior se ha convertido en un esquema de quejas sistemáticas ante el árbitro electoral por el simple hecho de que no hallan cómo subsanar el fracaso anticipado, no solo de la precampaña y campaña, sino de la elección, ya que pretenden ganar en tribunales lo que no pudieron en la elección.
Delgadillo está en la lona, ella lo sabe, su equipo lo sabe, y las y los jaliscienses también. Tan lo saben que, ya empezó la “desbandada”, y no precisamente por la serie de eventos desafortunados que ha protagonizado la aspirante, como el de San Sebastián del Oeste, donde en un mitin aparentemente habría estado alcoholizada, cuyo suceso al paso de tres días justificó como hipoglucemia.
Y es que apenas en días pasados, Alonso Barajas, principal operador de Delgadillo abandonó las filas morenistas para sumarse al equipo de Pablo Lemus.
También no hay que olvidar que militantes de Morena solicitaron la destitución de la ex priista como la candidata guinda, pues consideraron que no las y los representa, además de que su desempeño ha sido deficiente.
La petición la realizaron Sandra Espinosa, regidora de Morena en Zapopan, y Mizraim Alonso, diputado local, a través de un video publicado en redes sociales dirigido al líder nacional del partido, Mario Delgado.
Y así, poco a poco, con el paso de los días, la aspiración morenista se desdibuja en Jalisco.